*Fue alcalde electo por unos días, ahora es magistrado
*Acepta que hay jueces que venden la justicia *Pero asegura
que aun así se debe confiar en las leyes*No cree en la pena de muerte; pagan
muchos inocentes
José Joaquín Román
Iguala, Gro.- Sus papás querían que fuera maestro, fue
alcalde electo de su municipio por unos días y ahora es magistrado presidente
de la Tercera Sala Penal, con sede en Iguala. Se trata de Raymundo Casarrubias Vázquez, quien desde muy
joven tenía bien claro lo que quería ser: Licenciado en Derecho.
Nombrado
recientemente como presidente de la Tercera Sala Penal, el magistrado
Casarrubias, originario de Chilapa y rondando el medio siglo de vida, del cual
24 años ha trabajado dentro del Poder Judicial, asegura que a pesar de todo la
aplicación de la ley está garantizada para quien acude a un tribunal a
exigirla, pero acepta que hay fallas humanas, incluso jueces que venden la
justicia al mejor postor elaborando “sentencias metálicas” (por aquello del
oro). Señala que no es su caso, porque “nos ajusta para comer tres veces al
día”, entonces “para qué te quemas por dinero, porque la fama pública te acaba”.
No cree en la pena de muerte,
pues muchos van al cadalso siendo inocentes debido a errores procesales o a
declaraciones inventadas, comenta. También se niega a aceptar que en el sistema
judicial del país imperen los criterios políticos sobre los jurídicos al
momento de resolver un caso, pero acepta que los políticos tienen que negociar
en situaciones difíciles y ser “muy cautos, siempre y cuando no hagan denostar
a la ley”. Por ello “a veces –acepta--
es muy importante” retomar el principio juarista que reza: “A mis amigos
justicia y gracia, a mis enemigos justicia a secas”, pues la ley lo contempla,
precisa.
Esta es la charla con el
magistrado Raymundo Casarrubias Vázquez.
--¿Por qué estudiar Derecho?
Bueno, yo soy de Chilapa, en ese
entonces no había otra cosa que estudiar que para maestros. Mis dos hermanos
mayores eran maestros y dije: yo no quiero ser maestro, quiero ser abogado, ya
traía eso, nace, por circunstancias que a veces se dan en la vida, me interesó
además cuando yo iba en tercero de preparatoria ese bachillerato de las Ciencias
Sociales, soy de la primera generación de la Preparatoria Número 26 de la UAG.
Ahí nace la inquietud y vengo a estudiar primeramente la nivelación pedagógica,
así como queriendo cumplirle a mis padres que querían que fuera maestro, pero
yo no quería, no me nacía. Terminé y me metí a estudiar Historia y concluí la
Normal Superior en esa especialidad, al mismo tiempo inicié a estudiar Derecho,
con mucho sacrificio; mis padres campesinos, ocho hermanos, no era nada fácil
estar fuera de Chilapa, no alcanzaba para vivir en Chilpancingo, así es que
tuvimos que combinar trabajar y estudiar.
--¿Ejerció el magisterio?
No, cuando mucho llegué a adjunto
de un maestro en la Preparatoria Número 1.
--¿Entonces cómo sostuvo sus
estudios?
Me encontré un buen hombre, era
el administrador del Cine Guerrero, de la Plaza Guerrero ahora, y él me dio la
oportunidad de trabajar; era un hombre que se dedicaba a los venos populares,
bailes, tenía una discotec, ahí empecé por ayudarle a don René Valencia
Eufebio, que ya falleció, un gran amigo, en la taquilla y a veces la hacía del
administrador del bar, bueno de lo que se pudo y salimos adelante; ya a los dos
años ya una de mis hermanas, que es maestra, me ayudó a conseguir una plaza de
intendente en el departamento de Educación Especial, ahí estuve dos meses y
posteriormente la subjefa del departamento, como yo estaba estudiando Leyes, me
dijo: “creo que debes tener otro espacio, eres un estudiante, vas avanzado en
tu carrera, que te parece si te vas como administrativo” y me pareció bien,
pues yo no quería agarrar mucho la escoba, tuve suerte. A los dos meses ya
estaba ocupando ese espacio como secretario de una Unidad de Grupos Integrados.
--Entonces a final de cuentas la
cuestión esta de la docencia que sus padres querían que siguiera, le ayudó.
¡A! sí, definitivamente me ayudó
a terminar mi carrera de Derecho, en 1987. No tenía la experiencia, no tenía
tiempo de ir a los tribunales y a los juzgados, así es de que un amigo, allá en
Chilapa, Nicandro Escudero, ahora mi compadre, me recomendó con el juez Héctor
Mancilla Calvo, titular del Juzgado Cuarto penal en Acapulco. En ese entonces
se estaba tramitando el asunto de la niña Merle Yuridia, el famoso “Caso Braum”
y ahí me tocó llegar como practicante y la oportunidad de aprender en un asunto
muy importante, conocimos muchas cosas, el juez tuvo ofertas de todo tipo, ahí
nos tocó esa gran experiencia; estuvimos ahí parte de 87 y 88, en 89 ya me
dieron la oportunidad de ser secretario de acuerdos en el Juzgado Tercero Penal,
ahí en Acapulco la licenciada Adela Román Ocampo, hoy magistrada, mi compañera,
entramos juntos en el nombramiento que nos da el gobernador Angel Aguirre. Como
magistrado acabo de cumplir dos años, este cuatro de mayo, de haber sido
nombrado y ratificado por el Congreso del Estado. Llevo 24 años en el Poder Judicial,
he ocupado varios espacios desde ese 1987, como secretario y ya en el 1992
llego al Tribunal Superior de Justicia como secretario auxiliar, ocupo otros
cargos y hasta que vino la elección del gobernador Aguirre, cuando gana fue que
él me nombra magistrado.
Esto tiene obviamente un fondo político.
Una vez que yo termino como secretario y desde preparatoriano tenía el interés
de ser presidente municipal de Chilapa. Me fui a hacer política, pidiendo
permiso en los tiempos que se hizo la elección, nunca abandoné el Poder
Judicial y perdí por 300 votos en 2008. Después en 2009 fue candidato a
diputado federal (por el PRD), igual perdí por 2400 votos; sin embargo había
que seguir luchando y viene lo del asunto de la gubernatura y fue que ganamos
ya Chilapa, aunque yo ya había ganado como candidato a diputado Chilapa, pero
la zona norte tú sabes quién controla y perdí por esos 2400 votos, fue una
elección de las intermedias donde el único candidato que ganó por el PRD fue
Armando Ríos Piter. Bueno y pues de ahí se da el nombramiento de magistrado y
llevamos dos años aquí en la Tercera Sala Penal con sede en Iguala y a partir
del día dos de mayo pasado mis otros dos compañeros magistrados me hicieron el
favor de nombrarme presidente de la sala.
--¿Qué opina sobre la percepción
que se tiene en el país de que en muchos casos imperan más criterios políticos
que legales para aplicar la ley? Ahí está el caso de los cetegistas:
delinquieron, fueron a la cárcel y salieron libres.
Bueno, salieron bajo fianza, porque es un beneficio que les
otorga la ley, pero su proceso sigue.
La ley la debemos respetar todos,
llámese como se llame el personaje.
--Así sea el presidente de la
República.
Así sea el presidente de la
República, si cometió un delito pues tiene que ser sujeto a proceso. Aquí
nosotros no vemos colores, actuamos de acuerdo con las constancias que tenemos
en el expediente; y si un amarillo es consignado aquí por secuestro y es
responsable, pues lo vamos a sancionar, así sea del color que sea: rojo, verde,
azul vamos a sancionarlo. Nadie puede estar por encima de la ley, todos debemos
de sujetarnos, porque si no se rompe con el Estado de Derecho; sin embargo
cuando está en juego la estabilidad del estado, la paz social, pues debemos ser
muy cautos; los políticos que lo resuelvan, si pueden, de manera política,
nosotros no podemos resolverlo de manera política, sino conforme a la ley. Yo
no puedo resolver un asunto por un acuerdo, sino procede, tiene que concluirse
el asunto: tiene uno que cuidar las formas. Vivimos tiempos muy difíciles,
donde quienes están en los altos mandos de la política, pues tienen que ser muy
cautos, siempre y cuando no hagan denostar a la ley.
--Un poco
guiarse por la máxima juarista: “A mis amigos justicia y gracia, a mis enemigos
justicia a secas”.
Sí. Todo se
puede. Ese principio de don Benito Juárez por supuesto que es muy importante a
veces retomarlo y la ley lo contempla, ¿por qué?: hay mínimas y máximas; en
lugar que a uno le ponga 20 años que dice la ley por homicidio o por secuestro
de 20 a 50 años, le puedo poner 25, y ahí está la gracia, en lugar de ponerle
50. Uno tiene que ser justo. Y en mi caso yo no soy de los que considero que
debo poner las máximas penas, no, debemos ser congruentes y analizar las
circunstancias que llevaron a ese individuo a cometer un delito.
--Entonces
tampoco cree en la pena de muerte.
Por supuesto
que no. Vivimos en un Estado donde la gente es de una idiosincrasia muy
especial, donde hay personas que se prestan para acusarte por ejemplo de una
violación, y como es fingido lo hacen con más dramatismo, todas las pruebas
pueden hacer parecer que tú eres responsable, y en los hechos eres inocente,
imagínate la pena de muerte. En Estados Unidos muere mucha gente inocente. Es
preferible que tengas a tu familiar en la cárcel y no en la tumba, preservar la
vida, porque hay fallas en los procesos penales, somos humanos los jueces, y
además, te repito, porque lo he vivido, hay gente que se presta por unos
cuantos pesos a hacer falsas acusaciones.
--Y en estos
casos, ¿usted como juez puede detectar esto?
Pues como
dijo un exmagistrado cuando vio una resolución y mandó traer el juez, válgase la
expresión, e: “o eres pendejo o esta sentencia es metálica”; “no señor, no soy
pendejo”; “entonces esta sentencia es metálica”. Se nota cuando alguien recibió
algo, no puedes escapar a eso.
--Y a nivel
de magistrados ¿también sucede eso?
Yo digo que
no, ya sería mucho, nos ajusta para comer tres veces al día, entonces ya el que
lo hace pues de a tiro es que no tiene principios. Eso no nos mueve, la
cuestión del dinero, nos mueve la justicia. Siempre pensé que quería ser
magistrado desde cuando hice mi primera solicitud de empleo como secretario,
allá en 1987, quería ser magistrado y presidente municipal de Chilapa.
--Entonces ya
nada más le falta ser alcalde.
Fíjate que
tuve mi constancia de mayoría como alcalde electo, luego me la quitaron. Creo
que he cumplido con mis expectativas en la vida, pero obviamente los seres
humanos buscamos algo más. Pero en ese momento quería ser magistrado y para
lograrlo tenía que tener una conducta lo más recta posible. Lo que he hecho en
la vida siempre lo he tratado de hacer bien y que no vaya de por medio el
dinero, porque la fama pública te acaba; si usted viene y le recibo, pues tarde
o temprano le va a decir a otro amigo “vete con ese, sí recibe”, entonces para
qué te quemas.
---Cría fama
y echate a dormir.
Así es, mostros
tenemos principios muy arraigados, vengo de un lugar donde todavía esos
principios cuenta mucho, como es el caso de Chilapa, y los hemos tratado de
conservar; no es fácil, e, la verdad es que a veces debes de reprimirte en
muchas cosas, porque no sólo es el dinero; ya como magistrado tienes que
abstenerte de andar en cualquier cantina, verdad: una, por la fama pública, y
otra por el riesgo que corres, porque te puedes encontrar a alguien a quien
sancionaste.
--Un mensaje
a la ciudadanía igualteca.
Decirles que
en esta nueva responsabilidad que tenemos como presidente de la sala trataré
siempre que las cosas marchen de la mejor manera, que tengan confianza en la
justicia de esta región y obviamente del estado, porque los que ahí estamos, en
este nivel de magistrado, ponemos nuestro mejor esfuerzo y tratamos siempre de
hacer las cosas conforme la ley nos lo señala; podemos equivocarnos, sí, somos
humanos, pero por eso los justiciables tienen la oportunidad de irse a la
justicia federal, que nos va a decir si estuvimos bien o estuvimos mal, pero
nunca será porque hayamos obrado de mala fe o por haber recibido alguna dádiva,
eso sí no va con ninguno de mis compañeros de esta sala y tampoco con mis
compañeros del Poder Judicial del estado. Buscaremos ser justos hasta donde sea
posible; sabemos que es complicada la aplicación de la ley porque efectivamente
hay gente que pudiera ser inocente, pero que no tiene los medios para defenderse,
por eso el Estado hasta donde puede cubre ese problema a través de los
defensores de oficio y ningún detenido puede quedar en estado de indefensión, y
hoy la autoridad federal está más rigurosa a razón del caso Cassez, rigurosos
con el asunto del debido proceso y nosotros tenemos que observarlo, tener todos
los elementos que se requieren para acreditar el delito.
--Entonces el
mensaje a la ciudadanía es que a pesar de todo confíen en las leyes, pues no
hay otro camino, más que la barbarie.
Sí, eso no
nos llevaría a nada bueno, creo que seguimos siendo un tribunal de confianza,
mientras la gente se siga sometiendo a los tribunales quiere decir que hay
todavía esa confianza; hay casos donde pudiera no agradarle a la gente la
sentencia, pero que se acuerden que hay dos partes: la acusadora y el acusado,
siempre el papel del juzgador es muy difícil, por eso tenemos que ser justos
hasta donde sea posible y todo
resolverlo conforme lo dice la ley.
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