lunes, 20 de mayo de 2013

La ley debe respetarse, por encima de criterios políticos: Raymundo Casarrubias



*Fue alcalde electo por unos días, ahora es magistrado
*Acepta que hay jueces que venden la justicia *Pero asegura que aun así se debe confiar en las leyes*No cree en la pena de muerte; pagan muchos inocentes

José Joaquín Román
Iguala, Gro.-  Sus papás querían que fuera maestro, fue alcalde electo de su municipio por unos días y ahora es magistrado presidente de la Tercera Sala Penal, con sede en Iguala. Se trata de  Raymundo Casarrubias Vázquez, quien desde muy joven tenía bien claro lo que quería ser: Licenciado en Derecho.
Nombrado recientemente como presidente de la Tercera Sala Penal, el magistrado Casarrubias, originario de Chilapa y rondando el medio siglo de vida, del cual 24 años ha trabajado dentro del Poder Judicial, asegura que a pesar de todo la aplicación de la ley está garantizada para quien acude a un tribunal a exigirla, pero acepta que hay fallas humanas, incluso jueces que venden la justicia al mejor postor elaborando “sentencias metálicas” (por aquello del oro). Señala que no es su caso, porque “nos ajusta para comer tres veces al día”, entonces “para qué te quemas por dinero, porque la fama pública te acaba”.
No cree en la pena de muerte, pues muchos van al cadalso siendo inocentes debido a errores procesales o a declaraciones inventadas, comenta. También se niega a aceptar que en el sistema judicial del país imperen los criterios políticos sobre los jurídicos al momento de resolver un caso, pero acepta que los políticos tienen que negociar en situaciones difíciles y ser “muy cautos, siempre y cuando no hagan denostar a la ley”. Por ello “a veces –acepta--  es muy importante” retomar el principio juarista que reza: “A mis amigos justicia y gracia, a mis enemigos justicia a secas”, pues la ley lo contempla, precisa.
Esta es la charla con el magistrado Raymundo Casarrubias Vázquez.
--¿Por qué estudiar Derecho?
Bueno, yo soy de Chilapa, en ese entonces no había otra cosa que estudiar que para maestros. Mis dos hermanos mayores eran maestros y dije: yo no quiero ser maestro, quiero ser abogado, ya traía eso, nace, por circunstancias que a veces se dan en la vida, me interesó además cuando yo iba en tercero de preparatoria ese bachillerato de las Ciencias Sociales, soy de la primera generación de la Preparatoria Número 26 de la UAG. Ahí nace la inquietud y vengo a estudiar primeramente la nivelación pedagógica, así como queriendo cumplirle a mis padres que querían que fuera maestro, pero yo no quería, no me nacía. Terminé y me metí a estudiar Historia y concluí la Normal Superior en esa especialidad, al mismo tiempo inicié a estudiar Derecho, con mucho sacrificio; mis padres campesinos, ocho hermanos, no era nada fácil estar fuera de Chilapa, no alcanzaba para vivir en Chilpancingo, así es que tuvimos que combinar trabajar y estudiar.
--¿Ejerció el magisterio?
No, cuando mucho llegué a adjunto de un maestro en la Preparatoria Número 1.
--¿Entonces cómo sostuvo sus estudios?
Me encontré un buen hombre, era el administrador del Cine Guerrero, de la Plaza Guerrero ahora, y él me dio la oportunidad de trabajar; era un hombre que se dedicaba a los venos populares, bailes, tenía una discotec, ahí empecé por ayudarle a don René Valencia Eufebio, que ya falleció, un gran amigo, en la taquilla y a veces la hacía del administrador del bar, bueno de lo que se pudo y salimos adelante; ya a los dos años ya una de mis hermanas, que es maestra, me ayudó a conseguir una plaza de intendente en el departamento de Educación Especial, ahí estuve dos meses y posteriormente la subjefa del departamento, como yo estaba estudiando Leyes, me dijo: “creo que debes tener otro espacio, eres un estudiante, vas avanzado en tu carrera, que te parece si te vas como administrativo” y me pareció bien, pues yo no quería agarrar mucho la escoba, tuve suerte. A los dos meses ya estaba ocupando ese espacio como secretario de una Unidad de Grupos Integrados.
--Entonces a final de cuentas la cuestión esta de la docencia que sus padres querían que siguiera, le ayudó.
¡A! sí, definitivamente me ayudó a terminar mi carrera de Derecho, en 1987. No tenía la experiencia, no tenía tiempo de ir a los tribunales y a los juzgados, así es de que un amigo, allá en Chilapa, Nicandro Escudero, ahora mi compadre, me recomendó con el juez Héctor Mancilla Calvo, titular del Juzgado Cuarto penal en Acapulco. En ese entonces se estaba tramitando el asunto de la niña Merle Yuridia, el famoso “Caso Braum” y ahí me tocó llegar como practicante y la oportunidad de aprender en un asunto muy importante, conocimos muchas cosas, el juez tuvo ofertas de todo tipo, ahí nos tocó esa gran experiencia; estuvimos ahí parte de 87 y 88, en 89 ya me dieron la oportunidad de ser secretario de acuerdos en el Juzgado Tercero Penal, ahí en Acapulco la licenciada Adela Román Ocampo, hoy magistrada, mi compañera, entramos juntos en el nombramiento que nos da el gobernador Angel Aguirre. Como magistrado acabo de cumplir dos años, este cuatro de mayo, de haber sido nombrado y ratificado por el Congreso del Estado. Llevo 24 años en el Poder Judicial, he ocupado varios espacios desde ese 1987, como secretario y ya en el 1992 llego al Tribunal Superior de Justicia como secretario auxiliar, ocupo otros cargos y hasta que vino la elección del gobernador Aguirre, cuando gana fue que él me nombra magistrado.
Esto tiene obviamente un fondo político. Una vez que yo termino como secretario y desde preparatoriano tenía el interés de ser presidente municipal de Chilapa. Me fui a hacer política, pidiendo permiso en los tiempos que se hizo la elección, nunca abandoné el Poder Judicial y perdí por 300 votos en 2008. Después en 2009 fue candidato a diputado federal (por el PRD), igual perdí por 2400 votos; sin embargo había que seguir luchando y viene lo del asunto de la gubernatura y fue que ganamos ya Chilapa, aunque yo ya había ganado como candidato a diputado Chilapa, pero la zona norte tú sabes quién controla y perdí por esos 2400 votos, fue una elección de las intermedias donde el único candidato que ganó por el PRD fue Armando Ríos Piter. Bueno y pues de ahí se da el nombramiento de magistrado y llevamos dos años aquí en la Tercera Sala Penal con sede en Iguala y a partir del día dos de mayo pasado mis otros dos compañeros magistrados me hicieron el favor de nombrarme presidente de la sala.
--¿Qué opina sobre la percepción que se tiene en el país de que en muchos casos imperan más criterios políticos que legales para aplicar la ley? Ahí está el caso de los cetegistas: delinquieron, fueron a la cárcel y salieron libres.
Bueno, salieron  bajo fianza, porque es un beneficio que les otorga la ley, pero su proceso sigue.
La ley la debemos respetar todos, llámese como se llame el personaje.
--Así sea el presidente de la República.
Así sea el presidente de la República, si cometió un delito pues tiene que ser sujeto a proceso. Aquí nosotros no vemos colores, actuamos de acuerdo con las constancias que tenemos en el expediente; y si un amarillo es consignado aquí por secuestro y es responsable, pues lo vamos a sancionar, así sea del color que sea: rojo, verde, azul vamos a sancionarlo. Nadie puede estar por encima de la ley, todos debemos de sujetarnos, porque si no se rompe con el Estado de Derecho; sin embargo cuando está en juego la estabilidad del estado, la paz social, pues debemos ser muy cautos; los políticos que lo resuelvan, si pueden, de manera política, nosotros no podemos resolverlo de manera política, sino conforme a la ley. Yo no puedo resolver un asunto por un acuerdo, sino procede, tiene que concluirse el asunto: tiene uno que cuidar las formas. Vivimos tiempos muy difíciles, donde quienes están en los altos mandos de la política, pues tienen que ser muy cautos, siempre y cuando no hagan denostar a la ley.
--Un poco guiarse por la máxima juarista: “A mis amigos justicia y gracia, a mis enemigos justicia a secas”.
Sí. Todo se puede. Ese principio de don Benito Juárez por supuesto que es muy importante a veces retomarlo y la ley lo contempla, ¿por qué?: hay mínimas y máximas; en lugar que a uno le ponga 20 años que dice la ley por homicidio o por secuestro de 20 a 50 años, le puedo poner 25, y ahí está la gracia, en lugar de ponerle 50. Uno tiene que ser justo. Y en mi caso yo no soy de los que considero que debo poner las máximas penas, no, debemos ser congruentes y analizar las circunstancias que llevaron a ese individuo a cometer un delito.
--Entonces tampoco cree en la pena de muerte.
Por supuesto que no. Vivimos en un Estado donde la gente es de una idiosincrasia muy especial, donde hay personas que se prestan para acusarte por ejemplo de una violación, y como es fingido lo hacen con más dramatismo, todas las pruebas pueden hacer parecer que tú eres responsable, y en los hechos eres inocente, imagínate la pena de muerte. En Estados Unidos muere mucha gente inocente. Es preferible que tengas a tu familiar en la cárcel y no en la tumba, preservar la vida, porque hay fallas en los procesos penales, somos humanos los jueces, y además, te repito, porque lo he vivido, hay gente que se presta por unos cuantos pesos a hacer falsas acusaciones.
--Y en estos casos, ¿usted como juez puede detectar esto?     
Pues como dijo un exmagistrado cuando vio una resolución y mandó traer el juez, válgase la expresión, e: “o eres pendejo o esta sentencia es metálica”; “no señor, no soy pendejo”; “entonces esta sentencia es metálica”. Se nota cuando alguien recibió algo, no puedes escapar a eso.
--Y a nivel de magistrados ¿también sucede eso?
Yo digo que no, ya sería mucho, nos ajusta para comer tres veces al día, entonces ya el que lo hace pues de a tiro es que no tiene principios. Eso no nos mueve, la cuestión del dinero, nos mueve la justicia. Siempre pensé que quería ser magistrado desde cuando hice mi primera solicitud de empleo como secretario, allá en 1987, quería ser magistrado y presidente municipal de Chilapa.
--Entonces ya nada más le falta ser alcalde.
Fíjate que tuve mi constancia de mayoría como alcalde electo, luego me la quitaron. Creo que he cumplido con mis expectativas en la vida, pero obviamente los seres humanos buscamos algo más. Pero en ese momento quería ser magistrado y para lograrlo tenía que tener una conducta lo más recta posible. Lo que he hecho en la vida siempre lo he tratado de hacer bien y que no vaya de por medio el dinero, porque la fama pública te acaba; si usted viene y le recibo, pues tarde o temprano le va a decir a otro amigo “vete con ese, sí recibe”, entonces para qué te quemas.
---Cría fama y echate a dormir.
Así es, mostros tenemos principios muy arraigados, vengo de un lugar donde todavía esos principios cuenta mucho, como es el caso de Chilapa, y los hemos tratado de conservar; no es fácil, e, la verdad es que a veces debes de reprimirte en muchas cosas, porque no sólo es el dinero; ya como magistrado tienes que abstenerte de andar en cualquier cantina, verdad: una, por la fama pública, y otra por el riesgo que corres, porque te puedes encontrar a alguien a quien sancionaste.
--Un mensaje a la ciudadanía igualteca.
Decirles que en esta nueva responsabilidad que tenemos como presidente de la sala trataré siempre que las cosas marchen de la mejor manera, que tengan confianza en la justicia de esta región y obviamente del estado, porque los que ahí estamos, en este nivel de magistrado, ponemos nuestro mejor esfuerzo y tratamos siempre de hacer las cosas conforme la ley nos lo señala; podemos equivocarnos, sí, somos humanos, pero por eso los justiciables tienen la oportunidad de irse a la justicia federal, que nos va a decir si estuvimos bien o estuvimos mal, pero nunca será porque hayamos obrado de mala fe o por haber recibido alguna dádiva, eso sí no va con ninguno de mis compañeros de esta sala y tampoco con mis compañeros del Poder Judicial del estado. Buscaremos ser justos hasta donde sea posible; sabemos que es complicada la aplicación de la ley porque efectivamente hay gente que pudiera ser inocente, pero que no tiene los medios para defenderse, por eso el Estado hasta donde puede cubre ese problema a través de los defensores de oficio y ningún detenido puede quedar en estado de indefensión, y hoy la autoridad federal está más rigurosa a razón del caso Cassez, rigurosos con el asunto del debido proceso y nosotros tenemos que observarlo, tener todos los elementos que se requieren para acreditar el delito.
--Entonces el mensaje a la ciudadanía es que a pesar de todo confíen en las leyes, pues no hay otro camino, más que la barbarie.
Sí, eso no nos llevaría a nada bueno, creo que seguimos siendo un tribunal de confianza, mientras la gente se siga sometiendo a los tribunales quiere decir que hay todavía esa confianza; hay casos donde pudiera no agradarle a la gente la sentencia, pero que se acuerden que hay dos partes: la acusadora y el acusado, siempre el papel del juzgador es muy difícil, por eso tenemos que ser justos hasta donde sea posible y  todo resolverlo  conforme lo dice la ley.            

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