Acapulco, Gro., (SNI).- Para dos
de los luchadores sociales más emblemáticos de la década de los 70, Mario
Arturo Acosta Chaparro Escápite, considerado el responsable de la desaparición
de más de 500 personas en la llamada Guerra Sucia asesinado la noche del
viernes pasado en la ciudad de México, tuvo una muerte piadosa.
Acosta Chaparro dejó en
Guerrero una larga estela de muerte y desapariciones forzadas, asesinatos
políticos y decenas de personas con secuelas por las brutales torturas a las
que fueron sometidas, de acuerdo a consideraciones de Octaviano Santiago
Dionicio y Eloy Cisneros Guillén, a víctimas del jefe militar.
Cisneros Guillén y Santiago
Dionicio sufrieron prolongadas sesiones de tortura a manos del entonces capitán
Acosta Chaparro, en ambos casos quedaron secuelas de los golpes, quedaron
cicatrices de la tortura y pasajes de sus vidas imborrables.
Cisneros recuerda que el 18 de
diciembre de 1966 “me secuestraron y me llevaron a Acapulco a una cárcel
clandestina y durante 10 días me estuvieron torturando de manera despiadada,
golpes, toques, pocito, luego me llevaron a Ometepec para encarcelarme por
espacio de dos años”.
-¿De qué lo acusaban, porqué lo
detuvieron?
-Me acusaban de haber
secuestrado y matado a Marcelino Tiburcio Velasco Herrera, la gente de Acosta
Chaparro, encabezados por el capitán Aguirre, me sacaron de mi domicilio, y me
llevaron a una cárcel clandestina y después a una cárcel de Ometepec, y como
estuve diez días bajo tortura no permitieron que me atendiera un médico, y eso
dejó como secuela la pérdida del oído del lado derecho, y me tuvieron que
extirpar el tímpano, narró.
-¿Qué opina de Acosta Chaparro?
-Creo que ha sido el más
sanguinario de los polizontes que ha padecido el estado de Guerrero, pues a él
se deben un gran número de desapariciones forzadas y asesinatos políticos
-¿De cuantas desapariciones?
-Hay documentación de más de
500 desapariciones y asesinatos políticos de los que es responsable, era un
sanguinario despiadado debía morir en la cárcel no así como murió.
Santiago Dionisio, otra de las
múltiples víctimas de la llamada guerra sucia, expresó: “Hubiera preferido que
no acabara así Acosta Chaparro, sino que fuera juzgado por todo lo que hizo, fue
una muerte que no se esperaba así”.
Lamentó que la comisión de la verdad en el estado de
Guerrero ya no podrá contar con uno de los testigos fundamentales de la guerra
sucia.
“Es una lástima que haya
acabado así, se fue limpio de los crímenes cometidos en años pasados”, lamentó
el viejo luchador social.
“Fui torturado y detenido en la
Dirección Federal de Seguridad y él personalmente me interrogó, lo he
manifestado, lo señaló porque él sabe que me torturo, ni modo, ya pasó y las
investigaciones tendrán que seguir”, agregó uno de los fundadores del PRD.
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